PAPÁ
Hay un hombre en tu vida, cuyo nombre y retrato debes guardar, en tu alma junto al del otro ser tan querido para tí: ese hombre es tu padre...
Puedes contar con él, más que contigo mismo. No habrá consejo mejor inspirado ni amparo más sólido que el suyo; rico o pobre, sabio o ignorante, todo cuanto sepa o posea será tuyo, como es tuya su sangre y su vida si la precisas.
Mientras eres niño, él sabrá compartir tus juegos, tus asombros, tus deslumbramientos.
Cuando llegues a la madurez, también necesitarás de su hombro, de su pañuelo o de su mano: lo necesitarás hasta cuando creas que puedes prescindir de él...
En tus hijos comprenderás la razón de algún lejano rigor, de alguna rudeza que no apreciaste a su debido tiempo. Medirás entonces la magnitud de su tolerancia, la índole de sus sacrificios.
En tus hijos te verás retratado y recordarás más de un sinsabor, mas de una amargura que le diste a tu padre; y le perdonarás, como él te perdonó a ti...
Mientras viva, recurre a él. Busca siempre su apoyo. Cuando te falte, hónralo con el recuerdo perenne. Trata de ser digno de llevar su nombre y que tus hijos te recuerden algún día con el fervor que tú pones en la memoria de tu padre...
(A. Sark)
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